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En los últimos veinte años me ha tocado el privilegio no solode ser espectador sino de participar en uno de los pasosmás importantes en la historia de la fotografía: el paso delo analógico a lo digital. Alguna vez se ponderarásuficientemente las profundas consecuencias que estehecho trae para la reconfiguración del ser humano. Enefecto, los hombres estamos más ligados de lo que se creea los instrumentos que usamos. Y la imagen que tenemosde nosotros mismos y del mundo está tamizada por lasformas que adopta nuestra sensibilidad. El "sensorio"humano no solo es variable sino que varía también lanaturaleza del sujeto del cual es función.
Pocas personas piensan en lo que está detrás del fenómenodigital: la imagen ya no es símbolo ni metáfora de lo real.
La imagen es ahora número, y ni siquiera número corriente(decimal) sino número esotérico y hermético, es decir, binario. Esta nueva "imagen" es en sí ¡invisible! La posibilidad de verse está supeditada a unamediación tremendamente compleja que involucra no la habilidad de un sujeto, ni la calidad deun instrumento común, sino la participación de una colectividad que crea y recreaincansablemente medios técnicos de manipulación de la información. No hay imagen sincomputadora. La computadora es la nueva luz de este nuevo mundo. Qué lejos sentimos a Platóny su Idea del Bien.
En 1983 inicié mi carrera como director de teatro profesional trabajandocomo director asistente en la obra Amor de mis amores, de Rafael León(Perú), y Rictus (Chile), con el grupo de teatro Telba. La obra se presentó conmuchísimo éxito en el teatro de la Alianza Francesa de Miraflores, querecientemente había sido adquirida y aún no había sido remodelada. Todavíase podía leer en el pórtico de la entrada el nombre del colegio Villa María queanteriormente había funcionado en esas instalaciones. Al año siguiente, muyseguro de mi éxito adquirido de la mano de Gustavo Bueno con el grupo Telba,busqué una sala donde presentar mi primer trabajo como directorprofesional. Esta vez se trataba de la obra Marité de Rafael León y FédorLarco, una vez más con el grupo Telba. Toqué la puerta de diecisiete espaciosen donde presentar mi obra. Dieciséis de ellos (entre salas teatrales y localesno convencionales) me dijeron que no por diferentes razones, hasta quellegué al colegio Los Reyes Rojos que dirige Constantino Carvallo, que muygenerosamente me cedió el patio del colegio donde todos los jueves mi grupoTelba armaba escenario, escenografía, planta de luces, platea y camerinos, que debíamos desarmar luego completamente los días domingo después de la función. Ambas lecciones, degenerosidad por parte de Los Reyes Rojos y de colaboración de mi grupo Telba, han marcado mi recorrido profesionalcomo guías esenciales estos veinte años de teatro peruano.
(20 años, estudiante de Contabilidad, Villa El Salvador)Somos un país con muchas riquezas, con muchos lugares por visitar, pero un paísque requiere más dedicación. Pareciera que nadie valora estas riquezas comopor ejemplo los paisajes en las provincias.
A la vez, somos un país con problemas económicos. El problema mayor: no hahabido una buena elección de los gobernantes. Ellos nunca cumplen lo queprometen. Y los habitantes a veces no sabemos cultivar y mantener nuestroPerú; por ejemplo, mantenerlo más limpio. También nos falta reconocernuestros derechos; mucha gente se queda callada ante los atropellos.
No tengo un modelo para seguir. En la política y en la educación no encuentroa personas de altura que me sirvan de ejemplo. Para decir la verdad, no soy muyamante de la política; la veo como algo desorganizado, como algo cargado demuchos problemas. Más me gustan la música y el baile, casi todos los estilos,del huaino al rock.
Sueño con que nosotros, los jóvenes de ahora, podamos algún día hacerlo mejor,mejorar nuestro país. ¿Cómo me veo en veinte años? Quiero bastante este país. Y aunque tengo una hermana enEspaña que siempre me invita, hasta ahora no me he querido ir. En veinte años espero ser una persona másrealizada, una profesional que pueda viajar por conocer pero no para quedarse a trabajar.
1. Creo que por lo menos los peruanos que vivimos en lasciudades cada vez nos parecemos más entre nosotros. Haymenos distancia entre el campo y la ciudad, aunque lostérminos están muy lejos de ser satisfactorios. Felizmenteya muy pocos aspiran a que todos tengamos que seridénticos. Eso es algo bastante más positivo de lo que secree. Hemos pasado de una sociedad doméstica, de unaciudadanía básicamente declarativa, a una sociedad civilque, a pesar de todos los problemas, se mueve. La diferencialegítima, en el horizonte de la igualdad, parece ser el máspoderoso ideal moral en formación.
2. No han sido décadas como para decir que el siglo XX cerrócon broche de oro. El terrorismo y las políticas económicasseguidas produjeron una generación marcada por eldesaliento en directo beneficio de los poderes tutelares. ElPentagonito y la Catedral siguen turnándose en ejercer unpoder ajeno al sufragio ciudadano. Eso quiere decir que unacultura civil y laica como parte de un discurso ciudadanodemocrático todavía está en condición incipiente. basta verla situación del Poder Judicial y las posibilidades deinvestigación en las universidades públicas, por mencionar un par de situaciones, para entenderel poco interés del Estado en crear una moral ciudadana efectivamente democrática, emancipadade tutelas.
3. Estos años también fueron de revoluciones culturales. Uno de estos procesos es la TV a colora escala nacional, que permitió un tiempo público compartido y la formación de auditoriosnacionales. La presencia de las mujeres en la cultura de masas como líderes de opinión estambién otra transformación. Recordemos que la cultura de masas es uno de los principaleselementos secularizadores de la cultura pública. Ni qué decir ya de internet y las cabinas públicas.
Otro proceso es el avance de las iglesias cristianas y la concomitante ética del trabajo quepromueve la responsabilidad individual, la disminución del abandono familiar, el fomento delahorro y el bienestar justamente en los sectores más marginados; todo esto sin necesidad dehablar de "los pobres", simplemente promoviendo la lectura individual de la Biblia y sin proteccióndel Estado. Es la descentralización del cristianismo.
4. Creo también que en estos veinte años, a pesar de las dificultades, me he esforzado enmantener o aumentar el sentido del humor, en interesarme por los demás; aprecio más que antesla libertad de pensamiento y me siento afortunado de poder trabajar sin autocensura niamarguras. Mis defectos son esos mismos, pero vistos por los otros.
Mis felicitaciones a los amigos de ideele.
(Suboficial técnico de primera PNP, instructor de tránsito) En los últimos años hemos presenciado grandes cambios en eltránsito y en el transporte, como la aparición del servicio públicoen camionetas rurales, llamadas popularmente combis. Asimismo,podemos constatar la llegada "del campo a la ciudad" del serviciopúblico en mototaxis y el paso del servicio de taxi en el tradicionalEscarabajo de Volkswagen al Tico, frágil e inseguro.
Era necesario, pues, un nuevo ordenamiento para un nuevoproblema. Apenas en el año 2001 se deroga el Reglamento Generalde Tránsito, después de cuarenta años de vigencia, lo que da pasoa un nuevo conjunto de normas legales que pretenden crear unnuevo orden en el tránsito. Estas normas contemplan severas sanciones para los infractores, multas para los peatones, retención de la licencia de conducir porinfracciones al tránsito, cancelación e inhabilitación definitiva, hasta las penas de cárcel efectivapara los conductores ebrios que participen en accidentes de tránsito fatales.
¿Sonido? —gritaba el asistente de dirección.
¡Corre! —avisaba el ingeniero de sonido y la cinta magnéticaavanzaba de un carrete a otro mientras grababa los sonidos querequería.
¡Rodando! —informaba el camarógrafo y la película de celuloideavanzaba de un carrete a otro mientras iba fotografiando aveinticuatro cuadros por segundo la acción.
El material filmado se iba guardado y luego de días, semanas o inclusomeses, se enviaba a un laboratorio donde se revelaba y se sacaba una copia de trabajo para la edición.
Tiempo después, en la sala de edición, película y sonido volvían a rodar sincronizados una y mil veceshasta que el editor y el director cortaban, pegaban, descartaban y reordenaban el material hastaterminar de montar la película.
Hoy cada vez ruedan menos los carretes: primero fue el sonido digital que suplantó a la cinta magnética,luego vino la edición virtual a través de imágenes digitalizadas en la computadora, y por último lafilmación misma, que cada vez se realiza menos en soporte de celuloide y más en digital.
Y, al parecer, la tendencia continúa. Ya existen salas de cine en las que no se proyectan rollos deceluloide sino imágenes digitalizadas enviadas a través del cable o vía satélite.
Si la tendencia hacia el cine digital continúa, de acá a algunos años el celuloide será historia, y loscarretes dejarán de rodar.
Maribel del Castillo (Presidenta de la Asociación de Jóvenes Huérfanos por la Violencia Sociopolítica en Ayacucho) Como todo ser humano, uno pasa pordistintas etapas en su vida. Ya en laadolescencia estuve en la universi-dad, en un contexto en el que el paísse movía en una situación en la quemucha gente no comprendía vivir enun gobierno como el que se vivió enla etapa de Fujimori. Ahora elcontexto es distinto para los jóvenesuniversitarios, porque hay institu-ciones como CEAPAZ, IDL y laEscuela de Líderes que promueven elliderazgo y la capacitación.
En esencia, creo que no ha habidomuchos cambios desde un gobiernocomo el de Fujimori a uno másdemocrático como el de Toledo.
Siempre he escuchado de la crisiseconómica, desde el gobierno de Alan García, cuando era chica; con Fujimori igual, y con Toledoigualito. Siempre se favorece a ciertos grupos.
Yo soy de una asociación de afectados por la violencia, y es denigrante escuchar las mentiras delgobierno sobre el plan de paz y desarrollo.
Hace veinte años yo estaba en Huanta, justo en la época de la violencia, y a diario se escuchabandinamitazos o que la gente moría o que en la esquina de tu casa mataban a un policía. Ya no hayeso en Huanta, pero sí mucha delincuencia. Uno no puede vivir libremente.
Para nosotros, vivir la violencia fue terrible. En mi familia, como hijos mayores asumimos el rolde padre y madre para unirnos más. Anteriormente yo vivía la vida de una manera más sencilla,superficial, como un momento que vives y ya. Ahora vivo de una manera más madura. Se tepresenta un proyecto de vida, qué vas a hacer a futuro, no vivir para el momento. Es sobrevivirde manera independiente. Se trata de ser más realista y pisar tierra.
Creo que los jóvenes de ahora se caracterizan por ser muy individualistas: no trabajan en equipo,no buscan el cambio, son más superficiales y pasan más tiempo en eso que en cosas que aportenal desarrollo de la sociedad. Creo que como jóvenes tenemos que asumir nuestraresponsabilidad, sea en casa, donde estudiamos o trabajamos. Tener en claro hacia dónde vamosy qué cosa queremos, y pensar siempre en un proyecto de país.
En el futuro me veo en espacios de decisión y, quién sabe, en un espacio donde pueda tener poderpara decidir.
Adolfo de la Cuba (Psiquiatra y psicoanalista) He pensado que hace veinte años (1983) apenasempezaba mi entrenamiento como psiquiatra en elHospital Obrero de Lima (1983-1986). Veinte años hanpasado volando, y si me piden reflexionar sobrepsicofármacos, hay mucho que decir aunque no en estebreve espacio.
Muchos de los fármacos que uso actualmente los he vistonacer después de graduarme como psiquiatra. Prozac y losnuevos antidepresivos (Remeron, Efexor, Lexapro, pormencionar unos cuantos) mejoran la depresión con menosefectos adversos. Zyprexa y los nuevos antipsicóticos(Seroquel, Zeldox, Abilify, entre otros) han significado ungran avance en el tratamiento de la esquizofrenia y eldesorden bipolar. Más que estudiar estos medicamentos,los he ido "viviendo" y quizá por eso se me han quedadotan grabados en la mente.
En los últimos años los avances en neurociencias han sidoasombrosos, y aunque la causa de muchos problemasmentales no se termina de conocer, cada vez hay másinformación y nuevos medicamentos aparecen a cadamomento, lo cual puede desbordar al especialista másestudioso. Las personas tienen más conciencia acerca de las enfermedades nerviosas —sobre todo la depresión—, y no es infrecuente ver mejorar elsufrimiento de personas "normales con problemas psicológicos" con medicación antidepresiva.
Los medios de comunicación han hecho que el prejuicio contra la psiquiatría haya disminuido enparte. Ya no se piensa tanto como antes que "el psiquiatra es solo para locos".
Quisiera también recordar mi estancia en España e Inglaterra de 1987 a 1989, valiosa por loprofesional y vivencial, que me hizo sentir que el entrenamiento recibido en el Perú no estabalejos del de países desarrollados.
No puedo dejar de mencionar mis siete sufridos años estudiando en el Instituto de la SociedadPeruana de Psicoanálisis (1994–2000). Mi doble entrenamiento como psiquiatra y psicoanalistame permite opinar que, a pesar de los avances de la psicofarmacología, el trabajo artesanal delpsicoanalista no ha perdido vigencia como a veces se afirma con ligereza. Más bien creo que elpsicoanálisis (o la psicoterapia en general) y la psicofarmacología se potencian mutuamente.
Y si me preguntan por un cambio radical en mi vida, terminaría mencionando mi tardíomatrimonio y el haber cumplido recientemente cincuenta años en pleno aprendizaje de lapaternidad, con un niño de cuatro años y otro de apenas año y medio, como para estar obligadoa seguir vivo y trabajando veinte años más por lo menos y, de paso, poder celebrar elcuadragésimo aniversario del IDL.

Source: http://www.idl.org.pe/idlrev/revistas/160/157-162.pdf